viernes, 30 de mayo de 2014

El adicto, fuente energética para el coadicto

Soy consciente que mis escritos rompen esquemas muy arraigados en el pensar y en el sentir de nuestra cultura y que pueden generar dudas o rechazo. Simplemente escribo lo que voy descubriendo día a día desde la honestidad.
El tema que trato hoy puede causar controversia pues duele ver el juego de la persona que trata de ayudar y socorrer a otras.

Desde mi experiencia trabajando con personas adictas a cualquier cosa que les impide ser libre para dejarlo, el éxito de la terapia depende del coadicto, pues es éste el que mantiene el conflicto a un nivel inconsciente muy profundo, ya que "nutre" energéticamente al adicto.
Cuando un coadicto no puede más con la situación y decide hacer terapia porque tiene un cuadro de ansiedad muy grande que le impide vivir con normalidad o presenta un síntoma físico y acude al kinesiólogo, inmediatamente la persona comenzará a darse cuenta que toda su energía está puesta en el adicto (si come, si duerme, si va a trabajar, si pagará las deudas, si tendrá conflictos con la policia..etc). No existen otras personas, ni ella misma: toda su mente está ocupada las 24 horas del día con el adicto.
La kinesiología le ayudará a desbloquear sus propios conflictos internos y a aportar luz y amor a las heridas del corazón.
En la medida que el coadicto limpia su propia historia personal empezará a mantener su  energía en sí mismo y no necesitará "nutrirse" energéticamente con el adicto, éste notará inmediatamente que algo está ocurriendo y aumentará su demanda creando más conflicto pero como el coadicto ahora es capaz de mantenerse centrado en sí mismo podrá perfectamente soportar la presión y al poco tiempo el adicto se rinde y pide, desde un lugar muy profundo, hacer él mismo la terapia.
Cuando comienza su proceso terapeútico hay cambios desde la primera sesión porque normalmente hay muchísimo dolor, angustia, desesperación y la terapia aporta luz a tanta oscuridad. El fracaso en la terapia se produce cuando el coadicto siente que ahora se ha de ocupar de sí mismo y no del otro. Normalmente conecta con un vacío desesperante que ha de llenar, ahora de sí mismo, y puede resultarle intolerable, dándole pánico enfrentar el dolor de toda su vida que ha tratado de mitigar ocupándose compulsivamente de otros y del adicto en particular, éste, por amor, decide representar el papel de verdugo para el coadicto ( TODO A UN NIVEL MUY INCONSCIENTE, POR SUPUESTO).
El éxito es total cuando ambos continúan limpiando su propio dolor, sin necesitar ya "nutrirse" energéticamente uno de otro.