martes, 10 de septiembre de 2013

Poesías existenciales a los 18 años

Esta poesía y alguna otra que iré escribiendo  las compuse cuando tenía 18 años y me sentía extraña, distinta. Me había matriculado en la Universidad de Filología Hispánica y supe que me había equivocado de carrera al mes de empezar las clases. Todo ese año lo viví con una sensación profunda de desconexión y desarraigo que me hizo cuestionar la existencia y el sentido de la vida. No era una depresión sino mi primera y gran bajada a "la noche oscura del alma" que hablaba san Juan de la Cruz y Santa Teresa.



Triste tarde tediosa de otoño
para perderme en las inmensidades de las calles
y al final no ser nada ni nadie.

Sentirme libre, más libre que el viento
amar a un desconocido porque los desconocidos no duelen
meterme en el fondo de los pensamientos
 y llegar a la conclusión de no ser nada y no ser nadie.

Confundirme con las gente que pasa atareada
y yo tan sola y yo tan triste.
Voy buscando lo que nunca llega
voy buscando lo que no se encuentra.
Amar las estrellas en la noche, ellas no hacen daño
Amar las hojas otoñales, tampoco se vengan.

Querer ser estrella, querer ser tierra
querer ser piedra y árbol y hoja y banco...
porque éstas no escuecen
porque estas no aman
y porque estas no sienten.


No hay comentarios:

Publicar un comentario