Claustrofobia y vidas pasadas
Hoy voy a explicar,
con la autorización expresa de la persona implicada, del proceso llevado a cabo
para liberarse de la claustrofobia.
Se trata de una
persona que no puede viajar en tren, ni en avión porque se siente encerrada y
cree que se morirá. Lo ha intentado muchas veces porque desea con toda su alma
viajar. Lleva más de 20 años con el problema, cada vez que lo ha intentado ha
fracasado y hace mucho tiempo que claudicó.
Cuando acudió a mí, hace ya 4 años, vino totalmente
desesperada y con muy poca esperanza. En la primera sesión le hice conectar con la sensación de asfixia
y de malestar físico que experimenta cada vez que está en las estaciones de
tren y conectó con estar atrapada en medio de un terremoto y estar enterrada viva. Trabajamos con esa
sensación física y liberamos la emoción de pánico. Tuvo una fuerte sacudida
emocional y creí que ya estaba solucionado el problema, pues en otros casos
semejantes así había ocurrido.
La persona volvió
al cabo del tiempo, porque aunque no resolvió la claustrofobia, si pudo experimentar
que se movieron temas importantes en su vida cotidiana y eso le llenó de
esperanza.
En varias ocasiones
he viajado con ella en tren para liberar en el lugar toda la emoción y sensación
corporal. En el último viaje le hice una sesión en el mismo tren y se fue a una
historia que había leído de joven y le impresionó sobremanera; era sobre la
princesa de Eboli y de como murió encerrada en una habitación. Le hice revivir esa historia y conectó con mucha rabia, odio y
rencor. Pude ver que murió con toda esa carga negativa y supe que era necesario
liberar toda esa negatividad, pues
estaba intacta como si acabara de ocurrir ahora mismo.
A estas alturas se
con toda seguridad que es necesario liberarse de todas las cargas negativas si
queremos tener una vida próspera y armónica y es por eso que la invito a
trabajar con toda calma esa historia.
Al cabo de unos meses
acepta volver al pasado y revivir otra
vez los hechos, pero me asegura vehementemente que no podrá perdonar esa
infamia. Inmediatamente que empezamos a trabajar conecta con la mujer del
pasado y empieza a sentir odio y rencor hacia la persona que le ha hecho
semejante canallada, sobre todo porque siente que le ha traicionado la persona
a la que abrió todo su corazón. Grita, patalea y golpea hasta quedar extenuada.
Después de un rato de gran calma, en la que nota un hormigueo en todo el cuerpo
lo que pide es morir ya, acabar el suplicio. Hacemos entonces “el viaje en el
tiempo” y ella se traslada al plano del pasado y habla con la mujer que fue. Le
dice que viene del futuro para ayudarla a entender que el verdadero amor es “porque
te amo te dejo libre”, que lo que siente es obsesión y apego y eso no es bueno
para nadie. La mujer del pasado empieza a sentir oleadas de amor incondicional
y perdona todo.
Pasado un tiempo de
sentir el Amor, volvemos al presente y le explico que la claustrofobia ha sido
el hilo conductor para poder llegar a liberar toda esa carga negativa que le
impedia tener una relación estable de pareja, ya que conservaba el miedo
inconsciente a amar mucho y volver a ser traicionada.
Después de más de
20 años de sufrir el pánico a estar atrapada en un tren, siente un profundo
agradecimiento a la claustrofobia por haberla llevado a la apertura de su
corazón al Amor.
Cuando acabamos la
sesión ambas sabemos que todo lo vivido ha sido muy real y una vez más siento
un profundo agradecimiento a cada una de
las personas que me han enseñado que el único camino posible a esta humanidad,
que ahora está agonizando, es seguir la
voz corazón
Después de algunos años en terapia sigo impresionándome de lo esplendoroso que es el proceso de la vida y de la suerte que tenemos de haber aprehendido la clave de nuestra existencia.
ResponderEliminarParece que la claustrofobia así como cualquier enfermedad nos visitan para lanzarnos a un nivel energético más elevado que el anterior. Nuestro gran desafío es entender de qué se trata en cada caso y de utilizar las herramientas adecuadas, esa escalera que nos da acceso y esa posterior buenaventura que nos permite disfrutar del nuevo estadio logrado sin necesidad de asomarnos para ver cómo era aquel otro peldaño en el que estábamos y del que la resistencia y los hábitos heredados nos impedían salir . A mi personalmente, me cuesta quedarme con el triunfo logrado y tiendo a claudicar pero gracias al acompañamiento y ayuda recibidos por Prado logro que aquellos niveles superiores que se dejan vislumbrar me cautiven y se me antojen cada día más fascinantes y asequibles. Eternamente agradecida Prado.