La segunda oportunidad de sanación de la Hispanidad la tuve en un pueblo virreinal, típico pueblo andaluz con sus iglesias, plazas, edificios pintados en blanco y ocre. ¡Maravilloso!.
Era nuestra segunda parada del gran viaje a la costa atlántica y elegimos esta ciudad tan bonita para pasar la tarde y descansar.
Mientras viajaba contemplaba el paisaje tan exuberante con esas montañas y valles tan enormes y mi mente no paraba de irse a la llegada de los españoles. ¿ Cómo un puñado de españoles pudieron en solo 50 años construir ciudades, colegios, universidades, hospitales, caminos reales con sus puentes, acueductos, postas.... en lugares como los que estaba contemplando ?. Me resulta totalmente incomprensible que nos hayan tapado el sol con un dedo por tantísimos años y no seamos capaz de usa la lógica y el sentido común.
Después de comer una sabrosa comida con un pescado recién sacado del río Magdalena nos dedicamos a callejear por la ciudad disfrutando de todos los rincones mientras conversábamos alegremente sobre los mitos de la Conquista. Yo les explicaba que esas construcciones y calles, las verían tal cual cuando visitaran cualquier pueblo de Andalucía. Durante el viaje buscamos la biografía de Gonzalo Gímenez de Quesada en internet y les leí el primer capítulo del Quijote y convenimos que solo un Quijote puede emprender una aventura semejante como la de adentrarse en la selva de Colombia en busca de El Dorado para saldar unas deudas de un amigo. ¡Impresionante!
Convenimos que al amanecer del día siguiente iríamos a pasear y hacer ejercicio en la orilla del río. Llegamos a una placeta justo en el muelle donde un grupo de 15 o 20 personas hacían gimnasia con música. Antes de acabar uno de mis acompañantes se dirige al monitor y le pide que ponga una sevillana en homenaje a mí que soy española. Me emocionó, la verdad.
El grupo grande se disolvió y vinieron 5 o 6 personas a hablar con nosotros. Una de ellas empezó a decir que los indígenas fueron masacrados y otra vez la cantinela de lo malo malísimos que fueron los españoles. Yo empecé a sentir la misma sensación de dolor e impotencia que tuve el día anterior en la casa donde paramos y sin mediar palabra, ni pedir permiso me dirigí al árbol más próximo. De nuevo empecé a gritar y llorar con la misma rabia e impotencia del día anterior y de nuevo la reina Isabel I de Castilla, la reina Católica lloraba a través de mi y expresaba su rabia e impotencia ante tanta injusticia. Me pasé mucho rato abrazada al árbol mientras mis amigos charlaban con el grupito.
Cuando volví la señora que me había increpado me miró con compasión y dijo: "reconozco que el 80 por ciento de lo que hicieron los españoles fue bueno" y terminamos en un gran y largo abrazo.
Esta historia de amor y comprensión ..nos lleva al perdón y a la sanacion ..gracias por compartir ..abrazos.
ResponderEliminarMuchas Gracias por compartir.
ResponderEliminarEse es el objetivo: la sanación