jueves, 30 de mayo de 2013

Atravesar "el punto ciego" es sanar completamente

En todas las familias existe un "punto ciego" o conflicto del que tratan de huir todos los miembros porque tienen miedo de que se vuelva a repetir. El tema puede ser muy variado: drogadicción, enfermedades, accidentes, alcoholismo, prostitución, ruina, hambre...etc.
La carga energética se transmite genéticamente y cuando el nuevo ser está en el mundo atraerá el "punto ciego" a su vida ya que no se puede huir porque el único camino posible es traspasar esa oscuridad aceptando y amando lo que ha pasado y a las personas que lo han sufrido. De no hacerlo así el conflicto se perpetuará de generación en generación.
Siempre hay un miembro que vuelve a padecer el síntoma y será éste quien toma la responsabilidad de sanarlo para él, para sus descendientes y también para sus ancestros, pues Todo es Uno. Será su propio sufrimiento el que le lleve a buscar soluciones para resolver el conflicto, pero el miedo es muy grande porque sus ancestros le dijeron o transmitieron energéticamente  que es imposible vencer y ni siquiera se le ocurre pensar que pueda ser posible intentarlo.
Es así como nos encontramos repitiendo siempre el mismo patrón de comportamiento, como si estuviéramos patinando en un surco de los antiguos discos de vinilo.
Siempre nos pasa lo mismo pero a más edad el sufrimiento es más terrible y las situaciones que creamos ahí afuera son más esperpénticas y surrealistas aunque la base del comportamiento siempre es la misma. "El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra" dice el refrán porque la sabiduría popular ya detectó que estamos realmente atrapados en un bucle sin final.
Cuando entramos en el "punto ciego" nos creemos impotentes para salir de esa situación y tenemos muy grabado que somos víctimas lo cual nos impide pensar que tal vez sea posible salirse de esa situación. En ese punto nos pasa exactamente como a los elefantes amaestrados que fueron atados a una gran estaca nada más nacer y por más que intentaron soltarse no pudieron conseguirlo y un día claudicaron y creyeron que no podrían nunca lograrlo. Desde el momento de la claudicación aparece la creencia de que no se puede vencer y ya jamás volvemos a intentarlo.
Alguien de nuestros ancestros sufrió mucho por una situación concreta y se murió sin aceptar lo que le pasó, es decir, claudicó y se sintió víctima del suceso. Los familiares más allegados, y sobre todo los hijos, tienen mucho miedo a que se vuelva a repetir pues han vivido directamente el dolor en su ser querido,  y es ahí donde comienza una carrera por la "evitación". Algunos miembros deciden no querer "ver", negar y hacer  como que "eso" jamás pasó llegando a odiar a los familiares que se quedaron atrapados y están todo el tiempo pensando en el suceso. Tanto en un comportamiento: la evitación, como en el otro nos muestra la misma realidad: pánico, no aceptación, negación, impotencia y víctima.
En las siguientes generaciones se complica porque el suceso en sí queda diluido por el paso del tiempo, llegando a olvidarse por completo pero quedando intacto el sentimiento profundo y totalmente arraigado de que somos víctimas de una situación porque se repite siempre en la misma línea familiar.
El miembro de la familia que padece de nuevo el conflicto es el apestado, la oveja negra y todos los demás le rechazan y hasta le odian y desprecian. Hacemos eso porque nos está mostrando que en nuestro interior tenemos terror, ya ancestral, a que se nos presente en nuestra propia vida ese suceso y lo padezcamos en nuestra propia piel.
Lo que pasa es que nos muestra "el punto ciego" original, aquello que dio tanto dolor en el pasado a un ancestro y que se va repitiendo generación tras generación en una cadena ininterrumpida de dolor y sufrimiento.
Para sanar todo ésto solo hay que atreverse a mirar lo que más odiamos y repudiamos de otros y ver con toda nitidez que es precisamente a eso a lo que más pánico tenemos. Una vez que tenemos claro cual es nuestro "punto ciego" solo hay que decidir ser "guerreros de la Luz" y con la misma vocación del que va a la batalla de:  vencer o morir,  emprender un camino de sanación.
Si tomamos firmemente esa decisión la vida se encargará de ponernos delante a los terapeutas que nos ayuden para poderlo hacer. Aparecerán libros, películas, enlaces de internet, comentarios de otras personas, panflectos, etc que nos lleven al lugar adecuado.
 Y por supuesto que no va a ser fácil, porque de haberlo sido ya lo hubieran hecho anteriormente nuestros antecesores. Aparecerán situaciones que nos den mucho miedo, yo le llamo la "Ola"; pero si nos mantenemos firmes en nuestra vocación de vencer o morir saldremos increiblemente fortalecidos y lo que nos espera al otro lado de la "ola" ni en nuestros más maravillosos sueños nos hubieramos atrevido a soñar.
Atravesar el miedo es el único camino, si huimos nos pasaremos huyendo toda la eternidad porque ese miedo seguirá en nuestros descendientes.

2 comentarios:

  1. Impresionante........me encanta, intentarè no huir y sanar!!!!!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por lo que yo he vivido en mi propia experiencia personal de sanación y por lo que me han enseñado mis clientes, no queda otra opción, Sara.
      Alguna vez leí en la Biblia, no recuerdo donde, que los "pecados" que cometieran los padres los padecerían muchas generaciones después sus descendientes. En aquel momento no lo entendí y no me pareció justo que Dios "castigara" a los descendientes de aquellos "pecadores".Hoy se que Dios no es un señor barbudo que está ahí afuera castigando o premiando.Lo que decía la Biblia es una Ley inmutable que siempre actúa. Yo lo he comprobado infinidad de veces en mi consulta, y al igual que yo, el creador de las Constelaciones Familiares, Bert Hellinger, también se lo encontró hace mucho más tiempo en su experiencia terapeutica, y me imagino que mucha más gente se lo habrá encontrado.
      Yo escribí este artículo hace 4 años cuando aún no había conocido las Constelaciones familiares y creía que había descubierto algo nuevo.

      Eliminar