Este texto pretendía ser el inicio de un cuento. Lo escribí una noche cuando tenía 18 años después de una pequeña experiencia tras haber leído mi primer libro que hablaba del Ser. Se llamaba "La mirada interna" de Silo. La experiencia duró a penas unos segundos y me asusté mucho. Necesité escribir a continuación.
Cuando muchos años después he tenido experiencias maravillosas logradas de diversas maneras y técnicas y veo y siento lo mismo que tan bien describí a esa edad tan temprana me maravillo de como todos llevamos dentro toda la información de quien somos en realidad y como todos nos creemos insignificantes, no merecedores, indignos de ser amados, cuando en realidad somos seres maravillosos.
La cabeza la tenía a punto de estallar, el silencio era
sepulcral, casi ensordecedor, la oscuridad ciega y sus ojos percibían unos
destellos de luz, que aumentaban cada vez más. Sus miembros dejaron de sentirse
como partes del cuerpo y ya solo sentía que era un ser etéreo que volaba hacía
lo eterno. Suave y rítmicamente movía las alas, descendía en picado y subía a
la velocidad de la luz, moviendo sus manos al ritmo de una melodía nunca jamás
oída pero suave, delicada, dulce. El mar era inmenso y las olas se movían al ritmo de un vals mientras
su cuerpo etéreo penetraba en las
profundidades más remotas nadando con gran soltura y habilidad semejando cual
perfecta criatura marina : todo era ritmo y el color, el olor, el sabor, el
sonido era una vibración única con su cuerpo.
Pensó en las plantas de la superficie y se convirtió en una
tímida flor que agradecía el alimento que recibía con una inclinación suave. Su
cuerpo fue entonces la savia que subía y bajaba y experimentó la vida a través
de la vegetación sintiendo una explosión de alegría y dicha que le inundó el
alma, perdiendo la conciencia de donde se hallaba y solo era ya una planta
mecida por el viento y acariciada por los rayos dulces del sol. Continuó su
viaje penetrando a través de las raíces en las profundidades de la tierra
captando su ciclo vital: también la tierra era vida, es más es la que posee más
vida. Su cuerpo era arena y su conciencia era lava y una erupción violenta pero
rítmica le hizo salir de las profundidades para experimentar y sentir la
sensación de ser aire, moviéndose siendo unas minúsculas partículas brillantes
que envolvían todas las cosas. Llegó a la sensación de haber dejado de existir
efímeramente para pasar a ser completa y totalmente como antes y después de
haber vivido, se llega a ser.
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