viernes, 24 de mayo de 2013

Ensoñaciones profundas

Este texto pretendía ser el inicio de un cuento. Lo escribí una noche cuando tenía 18 años después de una pequeña experiencia tras haber leído mi primer libro que hablaba del Ser. Se llamaba "La mirada interna" de Silo. La experiencia duró a penas unos segundos y me asusté mucho. Necesité escribir a continuación.
Cuando muchos años después he tenido experiencias maravillosas logradas de diversas maneras y técnicas y veo y siento lo mismo que tan bien describí a esa edad tan temprana me maravillo de como todos llevamos dentro toda la información de quien somos en realidad y como todos nos creemos insignificantes, no merecedores, indignos de ser amados, cuando en realidad somos seres maravillosos.



La cabeza la tenía a punto de estallar, el silencio era sepulcral, casi ensordecedor, la oscuridad ciega y sus ojos percibían unos destellos de luz, que aumentaban cada vez más. Sus miembros dejaron de sentirse como partes del cuerpo y ya solo sentía que era un ser etéreo que volaba hacía lo eterno. Suave y rítmicamente movía las alas, descendía en picado y subía a la velocidad de la luz, moviendo sus manos al ritmo de una melodía nunca jamás oída pero suave, delicada, dulce. El mar era inmenso y las olas se movían al ritmo de un vals mientras su cuerpo etéreo  penetraba en las profundidades más remotas nadando con gran soltura y habilidad semejando cual perfecta criatura marina : todo era ritmo y el color, el olor, el sabor, el sonido era una vibración única con su cuerpo.

Pensó en las plantas de la superficie y se convirtió en una tímida flor que agradecía el alimento que recibía con una inclinación suave. Su cuerpo fue entonces la savia que subía y bajaba y experimentó la vida a través de la vegetación sintiendo una explosión de alegría y dicha que le inundó el alma, perdiendo la conciencia de donde se hallaba y solo era ya una planta mecida por el viento y acariciada por los rayos dulces del sol. Continuó su viaje penetrando a través de las raíces en las profundidades de la tierra captando su ciclo vital: también la tierra era vida, es más es la que posee más vida. Su cuerpo era arena y su conciencia era lava y una erupción violenta pero rítmica le hizo salir de las profundidades para experimentar y sentir la sensación de ser aire, moviéndose siendo unas minúsculas partículas brillantes que envolvían todas las cosas. Llegó a la sensación de haber dejado de existir efímeramente para pasar a ser completa y totalmente como antes y después de haber vivido, se llega a ser.

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