Lo incluyo ahora en el blog porque sigue siendo tan actual como entonces, o tal vez más.
Todas las personas antes de ser padres tienen
una idea muy clara de cómo quieren educar a sus hijos; la inmensa mayoría
quiere que sean tolerantes, respetuosos, educados y creo que ningún padre
quiere que sus hijos sean violentos, viciosos, egoístas, malvados.
Sin embargo, cuando los niños están con
nosotros todas nuestras buenas intenciones acaban en saco roto porque la
presión social es muy fuerte y nuestro miedo a causarles traumas, además de
nuestro sentimiento de culpabilidad ( por no estar más tiempo con ellos, por no
comprarles lo que piden, etc) hacen que no seamos firmes en nuestros criterios,
que hoy le podamos permitir lo que ayer le prohibimos y amparándose en toda
esta falta de coherencia y sentido común
está la televisión, el cine, los videojuegos con la política de ganar dinero
sin importar a costa de quien sea y por supuesto, son nuestros niños los que
están sometidos constantemente tanto en programas de entretenimiento, como en
películas, dibujos animados o videojuegos a una violencia física o verbal
escandalosa, donde prima la falta de respeto a los demás. El querer llevar la
razón solo porque gritas más, donde la burla, el sarcasmo, la vulgaridad, las
malas maneras son la norma común en series, películas, programas de debate, magazines, etc.
Los hijos piensan que los padres son unos
anticuados si no les dejan jugar a determinados videojuegos o ver según que
programas y los padres sienten que están solos frente a un gigante demasiado
fuerte y peligroso.
Pero, por suerte la influencia de la educación
sigue siendo muy importante y los mensajes transmitidos por los padres se
graban muy fuertemente gracias al AMOR
Los niños necesitan las pautas, las normas,
necesitan tener las cosas claras y saber que sus padres son inamovibles y es
por eso que constantemente nos están probando para asegurarse de pueden fiarse
de nosotros porque somos su punto de referencia, si eso es así, cuando tenga
problemas importantes acudirán a contárnoslo y confiaran plenamente en nosotros.
Los padres debemos ganar seguridad en nosotros
mismos y tener claro que el sentido común y el AMOR han sido y serán los
manuales pedagógicos más importantes en la educación porque los niños siguen
viniendo al mundo sin manual de instrucciones y cada individuo es único.
Debemos recobrar la ilusión por transmitir valores a nuestros hijos y no
delegar en la escuela o en la sociedad. Hemos de ser coherentes y mantenernos firmes
en nuestros criterios, (aunque éstos ya no estén de moda) sin complejos, ni sentimientos
de culpabilidad. En definitiva debemos encontrar el equilibrio entre la tiranía
de antaño y la permisividad actual.
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